viernes, 4 de diciembre de 2009

Vivir en un estadio

Un amable lector de este blog me ponía en la pista hace unos días de la historia de Steven Kyprianou, un seguidor del Arsenal de esos a los que les va la vida en cada partido. Resulta que no contento con ser poseedor de catorce abonos de temporada (no tengo muy claro para que los quiere, la verdad), ahora se ha animado con la compra de varias propiedades en Highbury Square, el proyecto inmobiliario que resultó como consecuencia de que el equipo londinense vendiera los terrenos en los que estaba construído su viejo estadio para trasladarse a uno más moderno. Pero más allá de que el particular caso de Kyprianou llame más o menos la atención, el foco hay que ponerlo sin lugar a dudas en la forma en que se ha resuelto un asunto tan delicado como es el de abandonar una parte de tu patrimonio histórico en aras del progreso.

De todos es sabida la polémica que hay en el Atlético de Madrid con el tema de la venta del Vicente Calderón y la futura mudanza a La Peineta. Aparentemente, es una operación beneficiosa para el club, necesitado de una buena inyección económica. Pero los euros no siempre se llevan bien con los sentimientos de los aficionados, que suelen percibir estos casos como verdaderos atentados contra los principios y valores que les representan. La verdad es que yo también soy de los que se alinea con esta corriente de opinión porque cuando uno empieza a vender sus propiedades para poder subsistir, es que algo se está haciendo mal. Por eso sería bueno que se le diese un envoltorio parecido al que le han dado a Highbury Square (el complejo residencial del que hablábamos en el primer párrafo), donde se respeta todo lo que fue el viejo terreno de juego. Y es que, como bien se apunta en el artículo, el cuidado diseño que lucen los apartamentos te hace sentir como si vivieras en el propio campo. Seguro que Kyprianou puede escuchar todavía a la grada "North Bank", la más popular entre la comunidad gunner, cuando abre la ventana.


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